¿Cómo se usan las máquinas de gimnasio correctamente?

Si bien usar las máquinas de gimnasio suele resultar sencillo ya que guían todo el movimiento, hay que tener en cuenta algunas consideraciones para evitar malas posturas, lesiones y sacarle el máximo provecho muscular al movimiento y para poder ayudarte con eso te presentamos esta guía con 3 cosas bien hechas y 3 cosas mal hechas al usar las máquinas de gimnasio.

Cosas bien hechas al usar máquinas de gimnasio

En el mundo de la halterofilia, la clave para lograr progresos constantes y disfrutar del entrenamiento consiste en seguir una serie de sencillas reglas que te permitirán progresar de forma constante y evitar frustraciones y lesiones. Por eso al momento de trabajar con una máquina de gimnasio debes seguir ciertas pautas como asegurarte de conocerla bien su funcionamiento y para qué sirve, mantener siempre una buena postura y no excederte en el peso con el que te ejercitas. Recuerda que un cuerpo entrenado y en forma no se consigue de la noche a la mañana y es un trabajo que requiere constancia y disciplina y seguir ciertas reglas como estas.

Mantener los pies bien fijados en los estribos

Los estribos están para algo y es para mantener las piernas, la cadera y la espalda a la altura y la posición correcta y así asegurar la estabilidad y la comodidad durante todo el movimiento. Obviar su uso no permitirá sacarle el máximo provecho al ejercicio y la mala posición del cuerpo puede ser motivo de una lesión.

No utilizar demasiado peso al principio

Una de las cosas más comunes en quienes comienzan el gimnasio, o retoman después de mucho tiempo, es utilizar más peso del que sus músculos están preparados para mover en ese momento. Esto se basa en la idea de que, de esta manera, mejoraran su condición física mucho más rápidamente.

Este es uno de los errores más comunes y también más peligrosos: lo único que se logra utilizando demasiado peso cuando no se tiene el músculo preparado para ello es forzar en exceso las articulaciones, las fibras musculares y generar inflamación, lesiones como distensiones y desgarros y, casi con seguridad, muy pocas ganas de retomar el entrenamiento al día siguiente.

Los veteranos del gimnasio lo saben muy bien: la clave para lograr una musculatura fuerte y tonificada es hacer un aumento de peso progresivo pero principalmente manteniendo la técnica adecuada. Los músculos se desarrollan mejor cuando se hace un rango de movimiento correcto más que cuando se colocan peso en exceso.

Asegurarse de conocer bien el funcionamiento de la Máquina

Conocer bien cómo funciona la máquina te permite utilizarla correctamente, evitar lesiones y sacarle el máximo provecho al movimiento. Si tienes alguna duda consulta con el monitor y asegúrate de despejar cualquier duda.

3 cosas mal hechas al usar máquinas de gimnasio

El que sabe enseña y el que no, pregunta” reza el dicho y eso también es aplicable al mundo del entrenamiento. Sucede que no son pocas las personas que ignoran o pasan por alto algunas premisas creyendo que no son necesarias u obviándolas deliberadamente y suponiendo que tienen los conocimientos necesarios como para saber qué hacer.

Así es como se producen las lesiones, los dolores, los entrenamientos improductivos, el estancamiento muscular y finalmente la frustración. Y es que hay consideraciones que no pueden pasarse por alto y que deben respetarse para que el cuerpo responda como esperamos. Por eso, estas son 3 cosas que NO tienes que hacer en un gimnasio.

Empezar sin calentar

Un error muy común al llegar al gimnasio es empezar sin calentar. Aunque esta conducta es más común en la gente más joven cuyo ímpetu los lleva a comenzar a levantar peso sin activar previamente las fibras musculares, en realidad muchas personas de todas las edades hacen esto.

Ya sea porque piensen que es una “pérdida de tiempo” o algo innecesario, empezar sin entrar en calor puede ser altamente riesgoso para los músculos, las articulaciones, los ligamentos y los tendones. Los riesgos de una lesión que nos margine del entrenamiento durante semanas son muy altos.

Cuando estamos en reposo, la cantidad de fibras musculares activadas es la mínima para cumplir las funciones de movimiento que estemos realizando en ese momento, lo mismo pasa con la activación del sistema nervioso y el rango de movilidad de las articulaciones y demás tejidos blandos.

Si pasamos de estar en reposo a intentar levantar peso de golpe sin un paso previo de calentamiento, todo el sistema antes mencionado no estará en condiciones de soportar tales cargas; el sistema nervioso no reclutará las fibras musculares necesarias, y los tendones y ligamentos no tendrán su rango de movimiento óptimo, con lo que el riesgo de una lesión severa aumenta considerablemente.

Acondicionar el cuerpo previo a un entrenamiento de fuerza es un paso obligatorio para ir “despertando” los músculos, mejorar la capacidad del sistema nervioso para reclutar fibras y aumentar la flexibilidad de las articulaciones.

Pasar de los monitores

Pasar de los monitores es un error muy común en quienes creen que saben todo lo necesario para empezar en el gimnasio y entrenar por su cuenta. Los monitores están para ayudarte, asesorarte, aconsejarte y guiarte durante tu entrenamiento. No prescindas de ellos y sus conocimientos, ya que tienen la experiencia y las herramientas necesarias para asistirte, garantizar que realices los ejercicios adecuados en función de tu condición y ayudarte a lograr tus objetivos.

Recuerda que no todos los cuerpos son iguales; no tienen la misma condición, ni las mismas capacidades. A su vez, cada persona tiene objetivos diferentes al momento de comenzar el gimnasio y los caminos para alcanzarlos son distintos, por lo tanto solo un profesional capacitado tiene la capacidad de brindar el entrenamiento adecuado a cada persona y sus posibilidades.

Trabajar siempre los mismos músculos

El cuerpo tiene 6 grupos musculares principales: Espalda, pecho, hombros, bíceps, tríceps y piernas. Eso quiere decir que para lograr un desarrollo uniforme debemos dividir nuestra rutina para que cada grupo muscular tenga entre uno y dos estímulos semanales.

Cuando nos obsesionamos con entrenar siempre los mismos músculos pueden suceder varias cosas. La primera de ellas es un desarrollo desproporcionado que, no solo será estéticamente negativo, sino que además puede generar descompensaciones musculares al modificar la postura o alterar la cadena de movimiento e incluso provocar lesiones debido a que los músculos no entrenados no poseen el suficiente tono para compensar los esfuerzos y la tensión generados por los músculos entrenados.

Por otro lado, podemos caer en un estancamiento en el desarrollo muscular debido a la adaptación de los músculos a hacer siempre lo mismo. En los casos más extremos se puede producir un sobreentrenamiento si se trabaja con altas cargas provocando fatiga y lesiones.

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